Desde las tierras altas y brumosas de Ceilán, la isla que brilla en el Índico, donde el aire fresco de la montaña se encuentra con el sol tropical, nace este té negro. Es una bebida de color cobre profundo, con un carácter vigoroso y una elegancia clásica que solo un terroir legendario puede conferir.

Elaborado con las hojas de Camellia sinensis que han pasado por una oxidación completa, este té es energía y tradición. Su aroma es robusto y reconfortante, evocando la malta tostada y la madera noble, con un toque cítrico brillante, casi floral, que define su origen y perdura en la taza.

En boca es estructurado, pleno y vibrante, con un final astringente que limpia el paladar —como la energía clara de una mañana fresca en la montaña—.